....Profundicemos en la simpleza de
la verdad y escudriñemos un poquito más. Cuando nuestros primeros padres
pecaron, contaminaron su información genética (ADN), llevando en sí mismo una
herencia que fue trasmitida de generación en generación, ¿cuál herencia? La de
juzgar (es decir,
mirar la viga en el ojo ajeno y no ver la viga que tiene en su córnea o póngale
el nombre que quiera). Virtud natural en la raza caída y
manifestación latente en la humanidad, es decir: “mirar hacia afuera y buscar
culpables”, siendo engañados fácilmente por el padre de la mentira, (nuestros padres se
enyugaron con Satanás en el principio, en
aquel huerto decidieron desobedecer al Todopoderoso y obedecer a la serpiente, convirtiéndose en
condenadores de ofidio, perdón quise decir de oficio).
El Génesis narra con detalles cuando Adán
culpo a Eva, por haber comido del fruto del árbol prohibido, aun cuando la
responsabilidad era de velar por su amada esposa. De igual forma, el ser
humano, incluyendo los cristianos nominales,
tiene la virtud natural de ver la paja en el ojo ajeno, de manera que su
percepción idolátrica es mirar hacia fuera y echar la culpa a los demás. Ahora
por favor, demos unos pasitos, un poquito más allá, a ese abismo que llama a
otro abismo a la voz de sus cascadas, en la que el Padre está subiendo al
corazón y al oído, de los que le aman. Hágase la pregunta, ¿qué es idolatría?, pienso que lo
sabemos y nos lo han enseñado mil veces, "ES TODO LO QUE
OCUPA EL LUGAR DEL TODOPODEROSO", entonces no miremos hacia
afuera, y examinemos nuestro corazón.
En ese sentido, examinemos nuestro
interior desde nuestra vida cotidiana. Después de tener una placentera noche de
descanso, en el nuevo amanecer que Dios nos permite ver y ponemos nuestros pies
sobre la tierra… y viene a nuestra
mente, pensamientos como asearse, bañarse, cocinar, ir a estudiar, el trabajo, miles
de interrogantes, pensamientos por doquier, planes y proyectos, decisiones que
tomar, concupiscencia a flor de piel, nudos críticos por resolver, (pregúntese usted y
al Espíritu Santo, luego examinémonos a nosotros mismos). De manera
que, comienzo el día tomando decisiones independientes, y de esa manera mi yoismo
toma el centro de mi ser (voluntad, emociones, sentimientos, mente) ocupando el
lugar de Dios y de esta forma subliminal manifiesto una naturaleza idolátrica,
es decir como evangélico soy más católico que los católicos (en cuanto a
idolatría se refiere y si de culpar a otros se busca, ya que ese es el mensaje
que se dio en cuanto a la religión católica, respetando algunos hermanos y
hermanas de esa religión que son auténticos creyentes).
Desde otra óptica, también se llama
orgullo, por eso Dios dijo quitare ese corazón de piedra (orgullo) y pondré un
corazón de carne, y escribiré en ella mis mandamientos -el que escribe allí es el dedo de Dios, no es
el dedo de su pastor, del ministro, cura, obispo o llámese como quiera-
y obvio es la consecuencia, ya que trae consigo, que cada día muero en pecado
de idolatría pereciendo por falta de conocimiento. Entonces no argumentemos contristando, en nuestro corazón al Espíritu
Santo, reconozcamos la verdad subliminal: ¡SOY UN IDOLATRA!.... por lo tanto queda el arrepentimiento para
con el TETRAGRAMATON,
confesión y hacer de la escritura una manifestación de vida por medio del RUACH HA KODESH para que ya no viva yo en lo que me queda el resto de
vida biológica y YAHSHUA
HA MASHIAJ viva en mí. AMEN.
Autor: Espíritu Santo
Voz que clama en el desierto: JJ Lizarraga


